La mujer entre dos fuegos: familia y trabajo

martes, 15 de abril de 2008

TESTIMONIO DE UNA MUJER TRABAJADORA

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Por Beatriz Valderrama para Revista Ejecutivos
Ya sabíamos que las mujeres lo tenían más difícil a la hora de acceder a un puesto, ya que muchas empresas prefieren incorporar a hombres porque no se embarazan.

Ya sabíamos que hay discriminación en el sueldo, como lo demuestran los estudios retributivos (la retribución total es un 15% menor en puestos técnicos, un 17% menor en jefaturas y un 18% menor en puestos de dirección).

Lo que hoy también nos dicen los datos es la diferencia abismal que existe entre el número de mujeres y de hombres que ocupan puestos de responsabilidad (un 30% de mujeres en puestos técnicos, un 15% en jefaturas y un 4% en puestos de Dirección)1. Y ello a pesar de que cuando la generación que ahora dirige empresas estaba en la universidad, el número de hombres y mujeres que estudiaba una carrera, era aproximadamente similar. Esto nos lleva a pensar que realmente existe “el techo de cristal”, que hay barreras importantes para el acceso de la mujer a los puestos de dirección, aunque no sean claramente visibles.

Explícitas o no, son muchas las mujeres que se han encontrado con este tipo de barreras en su vida profesional. Algunas mujeres que hoy ocupan posiciones directivas o predirectivas han relatado en los medios de comunicación casos como estos:

“Cuando en mi empresa se plantearon que necesitaban una persona para liderar el equipo, mi jefe me dijo: Tú estás muy preparada, pero como eres mujer, tus compañeros no te aceptarían, así que vamos a traer un hombre. El hombre en cuestión tenía 10 años de experiencia menos que yo, y no destacaba precisamente por su capacidad de liderazgo. El grupo lo rechazó. Para mí la comparación fue odiosa. Tuve que ver como llegaban uno detrás de otro. En ningún momento me apoyaron para que pudiera asumir ese puesto. Finalmente dejé la empresa”

“Mi jefe me asediaba moralmente. Cuanto más hacía por agradarle y apoyarle, más se ensañaba. Fuera del despacho guardaba las apariencias, pero dentro hacía todo lo posible por destruir mi autoconfianza.”

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